El presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, encabezó este sábado una "marcha por la paz" de cientos de personas, en un país sumido en conflictos con distintos gremios y azotado por la violencia.
"Aquí los hondureños queremos paz", proclamó el presidente ante unas 2.000 personas en el bulevar Juan Pablo II, este de la capital.
"Basta ya", gritó el gobernante, mientras los asistentes le acompañaron coreado la misma expresión que el jueves proclamó la Iglesia Católica con una declaración severamente crítica contra el gobierno.
El episcopado advirtió en su declaración que los principales problemas que preocupan a la ciudadanía son el alto costo de la vida, el crimen y la violencia, el desempleo, las deficiencias graves en los sistemas de salud y educación y la corrupción, que están obligando a la población a emigrar.
Pero "los más graves" son los que se viven estos días ante las movilizaciones de médicos y docentes en defensa de la salud y la educación, y que obedecen a "la forma de legislar del Congreso Nacional (...) y las decisiones del Ejecutivo", sentenció el episcopado.
Los gremios médicos, con 10.000 afiliados, y los educadores, con 60.000, estuvieron más dos semanas en las calles con manifestaciones y barricadas contra decretos del gobierno con los que creen que se pretende privatizar ambos servicios.
Los gremios suspendieron las movilizaciones el lunes anterior para sumarse a un diálogo con el gobierno, aunque debido a la falta acuerdos médicos y profesores anunciaron nuevas molivilizaciones para el próximo lunes.
"Si cada problema deriva en conflictos como el que ahora estamos viviendo, acerca de los sistemas de salud y de educación, y si cada conflicto es manejado con la misma ineficiencia, las consecuencias pueden hundir a Honduras en una crisis muy difícil de superar", alertaron los obispos.
La acción del gobierno "hace brotar de nuestros corazones un ¡Basta ya!", subrayaron los religiosos.